sábado, 6 de septiembre de 2008

Maestra con todas las letras

"Mis maestros no fueron los sabios, mis maestros fueron la gente que tiene una sensibilidad encantadora para transmitir no solo el pensamiento sino lo otro, lo que está detrás de la idea. Eso para mí cuenta muchísimo, por la gracia del pensamiento, por la alegría de encontrarse". Leticia Cossettini

No recuerdo bien el nombre de mi primera maestra, será porque no me gustaba ese jardín de infantes. Y como para que no, recién llegado de Tandil, en una ciudad desconocida y con gente que jamás había visto. Además, promediaba el mes de Julio, época inoportuna, aprendería tiempo después, para sumarme a una instancia educativa.

Entonces, no fue de extrañar que poco durara en esa casa inicial y, por cuestiones laborales maternas, me trasladarán al jardín “Rosario Vera Peñaloza”. Allí, apenas pisé las grandes baldosas de su patio, me recibió una “morocha de ojos iluminados”, obviamente, con varios años más que yo y me dijo: “Bienvenido Eduardo, soy tu maestra, Beatriz”. Tamaña dulzura en el trato, tanta contención y cariño. Luego de ella vendrían, Perla, Dorita, Dora, Ana “la tucumana” y el tiempo de las maestras por área.
Es imposible que uno no recuerde a, al menos, una de ellas en su tránsito escolar; seguramente habrán dejado huellas en nuestros recuerdos, experiencias y aprendizajes. Sin embargo, la historia no siempre ha sido justa en el repaso de las alternativas del pasado y menos en lo que respecta a la educación. Así, se han ocultado maravillosas experiencias anarquistas de enseñanza libertaria o se ha tildado a la pedagogía peronista de servir únicamente a los fines políticos.

Entre las historias personales, hay una que vale la pena repasar: la vida de Olga Cossettinni, fundadora, junto con su hermana Leticia, de la Escuela Serena de la Provincia de Santa Fe. Dicho nombre pertenece más que a una Institución, a una manera de entender y practicar los procesos de aprendizaje, de forma muy diferente a la tradicional. Su adhesión explícita a los postulados del movimiento educativo conocido como “escuela nueva”, hizo que las autoridades declararan su proyecto “experimental”.

Olga se recibió de maestra en Coronda en el año 1914. Fue en 1930, siendo regente, que, junto a la Directora de la Escuela Normal “Domingo de Oro”, su hermana Leticia y todo el cuerpo docente, inicia la aplicación de los centros de interés y de la Escuela Serena. En sus primeros años como maestra fue cesanteada por haberse sumado a la huelga de los docentes santafesinos que reclamaban el pago de catorce meses de sueldo y la estabilidad en el cargo.

Tuvo en sus interpretaciones un aporte fundamental del teórico John Dewey y de María Montessori, quienes impulsaron una educación basada en los niños, convirtiéndolos en protagonistas del aprendizaje. Las diferencias principales con la escuela tradicional pueden resumirse en: gran respeto por la personalidad infantil. No sólo un sentimiento de amor al niño, sino también un estudio biológico y psicológico de su individualidad.

Eliminación de las fronteras entre la escuela y la comunidad. Se colocó a la educación como un hecho social que debe tener lugar en el entramado vivencial de los hombres. Igualdad en la consideración a niños de las más diversas procedencias, ratifica la aceptación de la pluralidad social, económica y política. Convivencia del maestro con la comunidad lugareña.

El Coro de Niños Pájaros, la danza, así como los conciertos fonoeléctricos, ilustraciones en acuarela que desbordaban los márgenes y renglones de los cuadernos de clase, tenían la impronta inconfundible de esta pedagogía. Las asignaturas perdían sus contornos y tanto la biología como la geografía podían recurrir al pincel o a la poesía; estaba la convicción que la escuela debía ensanchar la capacidad del niño de imaginar, de expresarse y de elegir en qué lenguaje hacerlo. Se hacían las Misiones de Divulgación Cultural: sacar la escuela a la calle, contactándola con el barrio y su gente. Las actividades escolares eran organizadas por los alumnos desde el Centro Estudiantil Cooperativo que, entre otras cosas, editaba una revista: La voz de la escuela.

En 1950, Olga Cossettini fue exonerada de su cargo, por discrepancias políticas e ideológicas con algunos funcionarios. Si bien respetaba los programas y los contenidos de su época, promovió la incorporación de la educación sensorial, la gimnasia rítmica, los juegos, las fiestas escolares, las asambleas, la pintura creativa. Además, privilegiaba un enfoque global, cuestionando la tesis entonces dominante que planteaba la necesidad de ir de la parte al todo para acceder al conocimiento escolar.

La disciplina no constituía un problema. Cuando los chicos quieren lo que hacen, sostenía Olga, regulan su conducta. Así los tiempos escolares no se marcaban como en fábrica sino que se organizaban a partir de las necesidades del aprendizaje. Además, el trabajo por centros de interés o proyectos, operaba también como una forma de disciplinamiento no coercitivo sino consensuado colectivamente.

"El secreto de la lengua está en la melodía que dan las palabras, no son palabras sueltas, insignificantes. El lenguaje es así una transformación bellísima del oído, de la lengua, de la mirada, que atrae a los seres más sutiles. Cuando el hombre escucha, es capaz de tomar la lengua y dejarla que se exprese, que vuele, que hable; es un bello ejercicio". Leticia Cossettini

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola gente!
Estamos haciendo con unos compañeros de la carrera de sociología un trabajo sobre anrquía y educación. Nos encantaría saber si conocen material, ya que escribieron esto tan lindo sobre Olga, quizás el camino hasta ella, hasta llegar a esas opiniones y conclusiones se ha nutrido de cosas que a nosotros nos servirían de mucho... si quieren ayudar soy Pame, y mi mail es: pamedemasiadoego@yahoo.com.ar

Muchas gracias!
Muy bueno todo!!!!