sábado, 16 de agosto de 2008

El Ser Nacional

Hace 10 años comenzaba mi segunda carrera universitaria: el Profesorado de Historia, la genética familiar me llevó a desandar caminos que mis predecesores ya habían deambulado. El primero de esos diez, como toda vez inicial, fue pura sorpresa, algo que muy lentamente se fue transformando, hasta el tedio del séptimo año, momento en el que mi trabajo me permitió recibirme.

Sin embargo, durante 1999, ocurrió un hecho que tornó diferente mi estadía universitaria; unos chicos conocidos me invitaron a formar parte de una agrupación que se presentaría a elecciones. Para que contarles, miles cosas me dio la militancia, ejercida tantas veces a conciencia y otras, emanadas por la coyuntura de las decisiones. Además, me dio un amigo, un amor, anécdotas y el gran gusto de hacer política estudiantil.

Ahora bien, esos son temas de una charla de café, pero esta Revista exige actividad periodística y la introducción, sirve “como anillo al dedo” para describir al personaje central del relato. Recuerdo aquella primera boleta, de un color verde insoportable, una cara con anteojos, de mirada adusta y un nombre demasiado extenso: Juan José Hernández Arregui.

Más tarde, nuestra agrupación se transformaría, simplemente, en “la Arregui”, dando honores a un talentoso sociólogo, escritor, docente y militante, que la Historia Oficial, patrocinadora de “grandes héroes y epopeyas”, supo ocultar. Es cierto, públicamente no fue un tipo destacado, pero un análisis minucioso y la lectura de su obra, dan cuenta de ser, quizás, el mejor teórico del Peronismo, aquel que imagino un futuro claro para ese movimiento, y que no supo ser interpretado por los dirigentes de su misma fuerza.

En síntesis, el autor recreó al Peronismo transformándose en un verdadero partido obrero, capaz de unirse en esfuerzos con los estratos medios defensores de los intereses nacionales. Definió, como nadie en la Argentina, la posibilidad y la existencia de un “Nacionalismo de Izquierda” (el primero de estos vocablos, no tiene porque ser un patrimonio único de la derecha). Eximio continuar de la vorágine anticolonialista de Raúl Scalabrini Órtiz y socio en los pensamientos de Arturo Jauretche (aunque con menos agentes de prensa).

Juan José Hernández Arregui nació en Pergamino, Pcia. de Buenos Aires el 29 de Septiembre de 1912. En 1931 se afilia a la UCR "yrigoyenista" y escribe en sus órganos periodísticos. Reinició sus estudios universitarios durante la década de 1940 en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital cordobesa y se graduó con una tesis sobre "Las bases sociológicas de la cultura griega" en 1944.

Congresal por la provincia de Córdoba, en 1945 se opone a la participación del Radicalismo en el engendro político que fue la Unión Democrática. Sus relaciones con el partido se volvieron irreconciliables y decidió renunciar. En 1947, se produjo su primer acercamiento al peronismo, de la mano de Arturo Jauretche. Se convierte en ideólogo de la “resistencia peronista” y es detenido en San Martín, durante el levantamiento de 1956 contra el gobierno de facto.

En 1957 aparece Imperialismo y Cultura. Allí, Hernández Arregui analiza descarnadamente la cultura oficial y la dependencia, la deificación de todo lo extranjero, la falta de proyecto nacional en gran parte de la dirigencia argentina, el uso de las corrientes filosóficas nacidas en Europa sin comprensión del país real. Según su criterio, la cultura nacional se apoya siempre en componentes folklóricos de raíz hispano-indígena, reelaborados luego por artistas individuales con los criterios de la cultura cultivada. "Hay un pensamiento nacional y un antipensamiento colonial. Un escritor nacional tipo es Raúl Scalabrini Ortiz. Un escritor colonial es Jorge Luis Borges... Que ha caído en la farolería de hablar de Pitágoras sin conocer la filosofía griega. Un Borges – ese "cadáver vivo de sus fríos versos" que dijera Lope de Vega – hinchado todos los días por la prensa imperialista. Y que ni siquiera merecería ser citado aquí, sino fuese porque es la entalladura poética de ese colonialismo literario afeminado y sin tierra al que hacemos referencia. Poeta del Imperio Británico, condecorado por Isabel II de Inglaterra.

En 1960 aparece La formación de la conciencia nacional (1930-1960). "… Crítica inspirada en un profundo amor al país y fe en el destino nacional de la humanidad, contra la izquierda argentina sin conciencia nacional y el nacionalismo de derecha, con conciencia nacional y sin amor al pueblo". Analiza el surgimiento de FORJA primero y sintetiza los aspectos socializadores de los gobiernos peronistas. "El nacionalismo posee un doble sentido, según corresponda al contexto histórico de un país poderosos o un país colonial… Hay además un nacionalismo ligado a las clases privilegiadas, y un nacionalismo que se expresa en voluntad liberadora de las grandes masas nacionales”.

¿Qué es el ser nacional? (1963) profundiza observaciones anteriores sobre política y cultura de ámbito iberoamericano, para lo cual replantea las vicisitudes históricas atravesadas por el continente. El análisis sobre el intelectual pequeño burgués, dista diametralmente de la izquierda internacionalista, su definición se asienta en la realidad, sin idealizaciones. "En la escuela le enseñaron a preferir el inmigrante al nativo, en el colegio nacional que el capital extranjero es civilizador, en la Universidad que la Constitución ha hecho la grandeza de la Nación o que la inestabilidad política del país es la recidiva de la montonera o de la molicie del criollo ".

En octubre de 1972 y tras varios allanamientos, un "caño" explota en su casa y lesiona gravemente a su mujer. Tal desastre no lo arredra y en 1973 publica "Peronismo y Socialismo. "No habrá alternativas pretendidamente socialistas frente a la política peronista. El peronismo tiene en su seno todo el socialismo posible, al poseer un programa liberador, único eje de la unidad nacional contra el imperialismo, y por sostenerse fundamentalmente en el apoyo que le da la clase obrera".
Al ser distinguido como Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, expresó: "He pertenecido, pertenezco y perteneceré al Movimiento Nacional Peronista". Falleció el 22 de septiembre de 1974, justo en la ciudad de Mar del Plata y perseguido por la Junta Militar. Una pérdida irreparable, para la intelectualidad, la cultura nacional y, en especial, para aquellos que imaginaron caminos alternativos de un Movimiento que pudo ser.

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