sábado, 24 de mayo de 2008

Un tal Monteagudo a la causa americana

Otra vez me asaltó la duda, la incertidumbre de no saber que personaje debía seleccionar para este escrito o, en todo caso, la certidumbre que miles de nombres deambulaban ante la posibilidad de ser protagonistas de este texto. Dije, en un momento de iluminación, “tendría que escribir sobre el ¡glorioso! 25 de Mayo”.

Entonces, miles de imágenes teñidas de infancia cruzaron por mi mente: vuelos de palomas, paraguas de colores en una plaza teñida de oscuro por un supuesto aguacero. Dos hombres de apellidos French y Berutti, que repartían cintas celestes y blancas, como si fueran “carmelitas descalzas” y un Cabildo que se alzaba avasallante frente a otros “rascacielos” de la época.

Como pudimos permitir que se tergiversara tanto la Historia; narrar el pasado para los chicos, aún en forma de cuentos e imágenes creadoras, no significa, necesariamente, tener que faltar a la verdad. Y allí fue donde supuse, que volver a contar un Cabildo Abierto o nombrar a los miembros de la Primera Junta como si fuesen cualquier equipo del Metropolitano del 74, sería repetir esa enseñanza positivista y anticuada.

Buscando algunos datos, me topé con un personaje muy singular: Bernardo de Monteagudo, nacido en Tucumán en el año 1789, hijo de un capitán de milicias y de una mujer que se dedicaba a los quehaceres del hogar. Es este militante de la causa americana, uno de los hombres menos nombrados por la historiografía tradicionalista y, sin embargo, de los más que luchó por el objetivo emancipador.

No sólo se lo vio pelear, armas y pluma en mano, por la causa independentista argentina, también lo hizo por Chile y el Perú, para terminar sus días combatiendo junto a Bolívar. Sus detractores quisieron reunirlo con las motivaciones inglesas en el continente americano, pero aún en el intento de demostrar semejante falsedad, fue quien más contribuyó a la elaboración de una doctrina latinoamericana.

“Todos aman a su patria y muy pocos tienen patriotismo: el amor a la patria es un sentimiento natural, el patriotismo es una virtud: aquel procede de la inclinación al suelo donde nacemos y el patriotismo es un hábito producido por la combinación de muchas virtudes, que derivan de la justicia. Para amar a la patria basta ser hombre, para ser patriota es preciso ser ciudadano, es decir tener virtudes de tal”.

Uno de sus biógrafos, De Vedia y Mitre, así lo describía: "Cualquiera que analice su personalidad hallará que está fuera de cuestión, aún para sus detractores: 1°) su inteligencia superior; 2°) su capacidad intelectual; 3°) su excepcional cultura para el medio y para la época; 4°) su lealtad a la causa revolucionaria; 5°) que habiendo sido puesto en prisión innumerables veces desde la iniciación revolucionaria, jamás lo fue por causas delictivas".

Su vestimenta era, coma siempre, muy elegante: chaqueta de terciopelo, prendedor dé zafiro y diamantes sobre su corbatín de seda, zapatos charolados, capa negra que bailaba airosamente. A tamañas cualidades del intelecto y la perfección de la vestimenta, le agregó unas cuantas virtudes, entre ellas y fundamentales para los tiempos en que vivió:

Su ideal revolucionario, puro temperamento, que más de una vez lo traicionó y lo depositó en una celda. Sus pensamientos eran tan extremos, que el enemigo lo sufría descarnadamente y temía de la ira que arrojaba este patriota. La fe iracunda en la causa nacional, lo desbordaba por todos los costados, pero nadie podrá reprocharle jamás su lealtad con la América.

Y aquí radica una cuestión insoslayable, era un verdadero “nacionalista”, pero en el sentido que los “Libertadores” supieron darle a esa palabra, interpretándola como la unión de toda América Latina. Demasiado para un hombre que se había, virtualmente, “tragado” la vida con tan sólo 35 años. Manos oscuras, aquellas que querían negarle el futuro de patria continental, lo asesinaron una noche limeña de 1828. Sin embargo, sus ideas perduraron y nos dejan enseñanza sobre el despotismo de algunos poderosos y la verdadera igualdad social:

“El déspota atribuye su poder a un origen divino, el orgulloso que considera su nacimiento o su fortuna como una patente de superioridad respecto de su especie, el feroz fanático que mira con desdén ultrajante al que no sigue sus delirios, el publicista adulador que anonada los derechos del pueblo para lisonjear a sus opresores, el legislador parcial que contradice en su código el sentimiento de la fraternidad haciendo a los hombres rivales unos de otros e inspirándoles ideas falsas de superioridad, en fin, con la espada, la pluma o el incensario en la mano conspira contra el saludable dogma de la igualdad, este es el que cubre la Tierra de horrores y la historia de ignominiosas página: este es el invierte el orden social”. (...) “Tales son los desastres que causa el que arruina ese gran principio de la equidad social; desde entonces, el poderoso puede contar con sus derechos; solo sus pretensiones se aprecian como justas: los empleos, las magistraturas, las distinciones, las riquezas, las comodidades, en una palabra, todo lo útil, viene a formar el patrimonio quizá de un imbécil, de un ignorante, de un perverso a quien el falso brillo de la cuna soberbia o una suerte altiva eleva el rango del mérito, mientras el indigente y oscuro ciudadano vive aislado en las sombras de la miseria, por más que su virtud le recomiende, por más que sus servicios empeñen la protección de la ley, por más que sus talentos atraigan sobre él la veneración pública... La soberanía reside solo en el pueblo y la autoridad en las leyes”. (...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola:seguramente será mi amor por la Historia,que hace que lea este artículo antes que otros.Bien lograda la descripción de la personalidad y la acción de Monteagudo, como uno de los líderes intelectuales y de acción de la independencia latinoamericana.¡Cuánta falta nos están haciendo los "monteagudos" en estos siglos de convulsión y "entrega" a los "gigantes" que comandan el mundo!.Muy bueno el rescate de este brillante héroe que trascendió las fronteras de su suelo nativo.Ana,la fan nº 1.